Kata

El concepto japonés del KAIZEN, no se puede comprender en toda su profundidad sin entender su concepción del aprendizaje frente a la concepción occidental.

En la filosofía occidental creemos que aprendemos fundamentalmente “con el cerebro”. Por eso insistimos en exponernos o en exponer a otros ante una abundancia de información. Nos sentamos y escuchamos. Además, esperamos de quien enseña, lecciones magistrales y recetas. Atajos.

En la cultura oriental, o al menos en Japón, se aprende “con el cuerpo”. El maestro dice y hace. El aprendiz escucha y observa. A continuación, el aprendiz repite diciendo y haciendo. El maestro escucha, observa, y corrige. El aprendiz repite, haciendo ininterrumpidamente hasta que adquiere la destreza. A su vez, enseñando a otros, el aprendiz completará su ciclo de aprendizaje, convirtiéndose en maestro.

Ante las preguntas repetidas del “alumno” occidental el Sensei no responde porque alimentaría en el aprendiz la idea de que podrá alcanzar el conocimiento usando el cerebro. En vez de eso, fomenta que aprenda con el cuerpo sin cuestionarse el KATA mientras no esté preparado para ello.

Dar cera pulir cera

Oigo y olvido. Veo y recuerdo. Hago y comprendo.

Es un deber del ser humano enseñar a medida que aprende. ¿Enseñar qué? Una mentalidad, pero ¿qué tipo de mentalidad? Una mentalidad KAIZEN.

El aprendizaje mediante la repetición es el KATA. El aprendizaje mediante la repetición de ciclos PDCA cortos es el KATA de Mejora.

Para facilitar el aprendizaje los ciclos deben ser cortos. Supongamos que estamos aprendiendo a tocar la guitarra y hemos de dominar una determinada pieza musical. ¿Qué sentido tendría tocarla de principio a fin en el proceso de aprendizaje? En vez de eso el proceso será mucho más efectivo si dividimos la pieza en un número de partes suficiente como para que puedan ser repetidas varias veces en un intervalo corto. A medida que dominamos una parte podemos pasar a la siguiente.

Cada elemento individual es un PDCA y todos ellos enlazados son el KATA de Mejora. Cuando los ponemos juntos es cuando cobran sentido.

A menudo un problema se entiende como una debilidad personal. Cuando en realidad un problema es primero un hecho y segundo un obstáculo para alcanzar una meta. Para practicar el KATA de mejora es necesario aceptar que sabemos mucho menos de lo que creemos. Es decir, cualquier ciclo PDCA se inicia en una dirección y hacia una condición objetivo o meta, que se encuentra más allá de nuestro conocimiento. Dado que el conocimiento solo puede alcanzarse con el cuerpo, el PDCA es en sí mismo un experimento práctico. No es otra cosa que el método científico.

Cuanto más se practica más clara se vuelve la visión y más fácil gira la rueda en la siguiente vuelta. Como decía el golfista: “Cuanto más practico, más suerte tengo”.

Sólo con talento, si falta la disciplina para el esfuerzo constante y la dedicación, no se consigue el éxito.

Taichi Ohno marcaba un círculo en el suelo en el taller alrededor de un colaborador y le decía “Observe”, retornaba al cabo de dos horas y le preguntaba ¿Qué ha averiguado usted? Ante las respuestas del colaborador replicaba, “muy bien, siga observando”. Repetía el ciclo numerosas veces, pero nunca les daba respuestas, nunca les decía si ya habían visto suficiente, aunque como reconocen los colaboradores que lo narran, era lo que esperaban. Al final del día diría “váyase a casa y descanse”. Y es que, lo que vemos es solo la superficie. Al final de un ciclo PDCA de aprendizaje nos espera el siguiente, para conducirnos más allá de nuestro límite de conocimiento.